De todos es sabido que llevar la pedagogía activa a la escuela y mejorar el concepto, la técnica y la ética de la evaluación educativa son nuestros principales temas de interés.
A principios de año nos propusimos varios objetivos que podéis leer de nuevo en este post. En él hablábamos de proyectos que ya continuaban y otros que se iniciaban. Hoy hacemos una evaluación de aquellos propósitos conseguidos (tick verde), que se han modificado (cruz roja) o que todavía están pendientes (flecha azul). Así es como evaluamos nuestros objetivos a través, por ejemplo, de una checklist:

De nuestros propósitos, el cuarto se modifica por el tercero, y el último está pendiente de generar la acción grupal que precisa. Hemos preferido esperar a que finalicen las elecciones, que estén todos sentados en sus sillones, cómodos, y después proponer las mejoras necesarias al respecto.
Nuestra experiencia en evaluación comportamental para la obtención de libertad condicional con fines educativos, evaluación en el seguimiento de programas de desintoxicación, evaluación en comités de asignación de centros terapéuticos y sus programas educativos a adolescentes con trastorno de conducta o la evaluación de menores y sus familias para proponer a Fiscalía la medida educativa más eficaz, siempre nos ha llevado a considerar la evaluación con un único propósito: la mejora y la evolución.
Por otra parte, nuestra dedicación a la investigación y docencia o colaboración continua con los departamentos MIDE (Métodos de investigación y diagnóstico en educación), nos ha llevado a conocer la técnica evaluativa .
Esto no indica que no hayamos continuado formándonos, cada vez más, en los principios de la evaluación y las características de la evaluación para el aprendizaje. Por supuesto todo esto no puede estar exento de trabajo con otros compañeros reflexionando conjuntamente en cualquier jornada dedicada a evaluación. El sábado 11 la entidad Educación abierta organizaba en Madrid unas jornadas para la reflexión de la evaluación educativa en varias áreas con numerosos participantes interesados.
Reflexionar sobre el poder de la evaluación, cómo nos condiciona en la vida, en lo académico, en lo profesional, o si realmente estamos interesados en un cambio de sociedad, nos ayuda a seguir haciéndonos preguntas que iluminarán el camino que debemos recorrer para proponer una mejora evaluativa. Las jornadas fueron muy dinámicas y atractivas por lo que nos apetece compartir con vosotros, algunas de las preguntas que nos suscitaron.
¿Podríamos vivir sin evaluación? ¿Para qué evaluamos? ¿tenemos el mismo “para qué” desde el micro o el macro sistema educativo? Evaluar nos ayuda a mejorar pero ¿calificar nos ayuda a mejorar también? ¿Realmente queremos cambiar la escuela y la sociedad? ¿los padres realmente quieren otra cosa para sus hijos o prefieren que aprendan matemáticas, lengua o historia como se viene haciendo hasta ahora? ¿qué datos necesitamos para evaluar la calidad del centro? ¿Autonomía y rendición de cuentas son compatibles? ¿Quién evalúa al profesor? ¿Cómo evaluar a un profesor? ¿Se generan tiempos de reflexión educativa en los centros para mejorar? ¿Existe un código deontológico en la evaluación? ¿Estamos considerando el impacto que tiene la calificación en el alumno? Si lo deseable es evaluar por competencias ¿por qué todos los sistemas software y de acreditación o boletines siguen calificando asignaturas?
Estas son algunas de las cuestiones que a nosotros nos resultan de mayor interés, aunque por supuesto, podéis seguir el hilo con los comentarios, preguntas y reflexiones en el hashtag #loquepisanove.
Empecemos por el principio, ya que todo conocimiento comienza con la generación de preguntas…
Gracias por leernos