Comenzamos otra “escuela activa ” más, para los padres y madres, en esta ocasión, de un centro infantil en Madrid.
Lo novedoso es la técnica que utilizamos: los grupos operativos. Según lo ha definido el iniciador del método, Enrique J. Pichon-Riviére, «es un conjunto de personas con un objetivo común», al que intentan abordar operando como equipo. La estructura de equipo sólo se logra mientras se opera;
La construcción de una familia es un proceso y conlleva tiempo. Además las pautas educativas adquiridas y las deseadas como padres nos hacen cuestionarnos y definir una dirección.
El grupo operativo tiene propósitos, problemas, recursos y conflictos que deben ser estudiados y atendidos por el grupo mismo, a medida que van apareciendo; su examen se efectuará en relación con la tarea y en función de los objetivos propuestos.
En esta escuela de padres el saber se constituye a través de los propios participantes.
En el planteamiento tradicional, hay una persona o grupo (un status) que enseña, y otro que aprende. Este modelo donde se suprime este rol crea necesariamente ansiedad, debido al cambio y abandono de una estereotipia de conducta. Es ahí donde dará comienzo el proceso creativo y transformador.
No es un grupo directamente terapéutico pero todo aprendizaje bien realizado y toda educación es, siempre, implícitamente terapéutica.
Sus actividades están centradas en la movilización de estructuras individuales, en las dificultades y en la comunicación, que son debidas mayoritariamente a la ansiedad e inseguridad que despierta todo cambio en los individuos.
La situación más feliz es la de hacer coincidir la tarea de “ser padres” con el “hobby”, en el sentido de que aquél sea al mismo tiempo una fuente de placer por el descubrimiento constante al que nos lleva.