- CG5. Diseñar y desarrollar espacios de aprendizaje con especial atención a la equidad, la educación emocional y en valores, la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, la formación ciudadana y el respeto de los derechos humanos que faciliten la vida en sociedad, la toma de decisiones y la construcción de un futuro sostenible.
- CG7. Conocer los procesos de interacción y comunicación en el aula, dominar destrezas y habilidades sociales necesarias para fomentar el aprendizaje y la convivencia en el aula, y abordar problemas de disciplina y resolución de conflictos.
No vemos otra posibilidad que la de crear una asamblea, en disposición circular, en el aula, para debatir los conceptos específicos del tema. Sobre todo, y aprovechando un espacio así, se puede dar la oportunidad a los alumnos, ya universitarios, de hacer propuestas en algún aspecto de la asignatura.
“La clase de hoy no ha sido una clase “normal”. Hemos roto la disposición habitual, donde cada alumno se encuentra detrás de la mesa, y se han dispuesto las sillas en círculo. Se trata de la organización de una asamblea…”
“Dentro del tema “convivencia escolar” llevamos a la práctica la asamblea, estuvimos toda una clase en círculo hablando sobre la figura del mediador, ventajas e inconvenientes, si se puede introducir en clase, qué cosas se pueden trabajar, qué resultados podemos obtener, experiencias que hayamos tenido, ejemplos de hoy en día de centros que trabajan así… Desde mi punto de vista, después de haber leído sobre este ámbito, y tras la experiencia de clase, lo creo esencial para el desarrollo de los niños y adolescentes. Les llevará a solucionar mejor los problemas, a sentirse más relajado, a decir las cosas… “
“Durante la segunda parte de la clase hemos hablado sobre cómo va a ser el examen de la asignatura. Tras más de media hora de reflexión, hemos decidido hacerlo de casos prácticos, con apuntes y que su entrega se valore como una tarea más (es decir, que no haga falta sacar un 5 para aprobar la asignatura, aunque su valor siga siendo el 40%).
Pero lo más importante no es el examen en sí. Yo me pregunto: ¿Por qué la profesora nos deja opinar sobre el examen? Lo cierto es que muy pocas veces (acaso ninguna) los alumnos tienen la opción de elegir o participar en el examen que como docentes les hacemos. ¿Por qué no escucharles?…tal vez nos llevemos una sorpresa al preguntarles”