
Si los Doctores e investigadores en Educación nos hablan de innovación educativa, nuevos paradigmas en la organización escolar, en los procesos de enseñanza y aprendizaje fomentando el desarrollo de competencias de nuestros alumnos ¿por qué los criterios para seleccionar los maestros de nuestras escuelas en Madrid valorarán más un examen de conocimientos?
Sin entrar a discutir que efectivamente, el nivel cultural de un maestro debe ser amplio y no debe cometer determinados errores de cultura general, este sistema de elección ¿no retrocede el rol del maestro a ser un mero transmisor de información? Esto resulta muy contradictorio a lo que los expertos educativos nos trasladan como las necesidades actuales de nuestra sociedad.
Parémonos un momento a pensar qué hace un maestro. Además de la enseñanza (de una asignatura), propiamente dicha, educa de manera global, motiva, mantiene ciertas normas de convivencia en el aula, mantiene tutorías con los alumnos, programa actividades, busca recursos, se reúne con las familias, con los profesores, corrige actividades, investiga, analiza y reflexiona sobre su trabajo. Por lo que sus funciones se caracterizan por:[1]
- Realizar múltiples tareas
- Además adaptadas a contextos diferentes (escuela urbana, rural, pública,
agrupaciones de alumnos, escuelas multiculturales)
Supeditadas a la complejidad del sistema pedagógico (programas de enseñanza, técnicas, métodos, formación docente, coordinación con el equipo, tutorías, claustro etc)
Surgiendo dificultades no esperadas ni planificadas en aula (dificultades en el aprendizaje, conductas disruptivas, etc)
Conllevan la implicación afectiva que existe en toda relación interpersonal
A simple vista, parecen funciones que requieren de gran complejidad y pluralidad, entonces, ¿cómo debe preparase un maestro?, ¿qué debe saber/conocer? Algunos autores como Magni, Tardif, Shulman, Grossman, Tejada o del Moral, entre otros, han investigado sobre el saber y el rol del docente proponiendo diferentes modelos. Una vez analizados y, valorando nuestro contexto social actual, proponemos las siguientes competencias o conocimientos (recogiendo características de todos ellos)1:
- Conocimiento pedagógico (principios generales de la educación, proceso de enseñanza-aprendizaje, agrupamientos, etc)
Conocimiento del entorno/contexto de la escuela (de las familias, la cultura escolar, entorno físico y recursos de la zona)
- Conocimiento Curricular (objetivos curriculares, programas de enseñanza y nivel)
Conocimiento de la Materia (de la asignatura que se va a impartir y su relación intercontenidos o intracontenidos)
Conocimientos de los alumnos (su estilo de aprendizaje, sus características de personalidad,)
- Capacidad de adaptación a los cambios y tolerancia a la incertidumbre.
Capacidad de trabajo en equipo
- Capacidad de reflexión sobre la práctica educativa.
- Conocimiento y capacidad ético-profesional
Como decíamos en el párrafo anterior, pluralidad y complejidad (muchos y variados), por lo que si valoramos más la prueba de conocimientos, ¿no estaremos planteando como función primordial el dominio de la asignatura frente al resto de habilidades y competencias necesarias (habilidades interpersonales, comunicativas, asertivas, capacidades de relacionar contenidos y afectivas.)?
Los aspirantes a profesor en Finlandia tienen que pasar pruebas de inteligencia emocional para trabajar con jóvenes (McKinsey, 2007:17). Se supone que tenemos puesta la mirada en sistemas educativos que hayan tenido éxito, nos dirigimos a nuevos paradigmas comunitarios, colaborativos y dialógicos por lo que además de una formación académica, el docente debe tener cualidades y habilidades que más allá de su práctica docente le ayuden a investigar y reflexionar en ella adquiriendo para sí un aprendizaje de por vida. Quizás, como propuesta antes de decidir qué criterios serán los adecuados para seleccionar nuestros maestros, debamos definir qué funciones requiere y por tanto qué formación universitaria se le ofrece.
Por este motivo hemos realizado un breve cuestionario cerrado para conocer las valoraciones que los maestros dan a cada tipología de conocimiento profesional del docente, siguiendo el modelo de Moral Santaella (1998)[2]:
Conocimiento pedagógico
Conocimiento de la materia
Conocimiento didáctico
Conocimiento curricular
Conocimiento contextual
Además hemos añadido una pregunta sobre algunas de las competencias que Tejada (1998)[3] propone, para quien la función docente integra en su ejercicio una serie de saberes y capacidades. En el siguiente post redactaremos el informe con sus resultados.
[1] Estos parámetros están recogidos en los trabajos de Diker y Terigi (1997:96 yss) en su indagación acerca de la identidad de la función docente
[2] Moral Santaella, C. (998)Formación para la profesión docente. Granda: Grupo Editorial Universitario
[3] TEJADA, J. (1998) Los agentes de la innovación en los centros educativos. Profesores, directivos y asesores, Aljibe, Málaga