Sabemos que PISA ha evaluado la capacidad para resolver problemas de manera colaborativa, como una manera de plantear un nuevo objetivo en el desarrollo formativo. Además, otros proyectos, como ATCS21[1] clasifica las habilidades del siglo 21 a nivel internacional, en cuatro grandes categorías:
- Formas de pensar.creatividad, pensamiento crítico, resolución de problemas, toma de decisiones y el aprendizaje
- Formas de trabajo.Comunicación y colaboración
- Herramientas para trabajar. Tecnología de información y comunicaciones (TIC) y la alfabetización de la información.
- Habilidades para la vida en el mundo.Ciudadanía, la vida y la carrera, y la responsabilidad personal y social
El mismo proyecto propone desde el diseño conceptual a la práctica, trabajando con dos habilidades que abarcan las cuatro categorías:
- Colaboración de resolución de problemas.Trabajar juntos para resolver un problema común, que consiste en la aportación y el intercambio de ideas, conocimientos o recursos para lograr el objetivo.
- Alfabetización en TIC -. Aprendizaje en redes digitalesde aprendizaje a través de medios digitales, como las redes sociales, la alfabetización en TIC, nivel tecnológico y la simulación. Cada uno de estos elementos permite a las personas para funcionar en las redes sociales y contribuir al desarrollo del capital social e intelectual.
Las habilidades que propone este proyecto se recogen en la siguiente imagen:
Por otro lado, la realidad escolar actual se enfrenta a una serie de fenómenos que puede ignorar (García Aretio, 2012; Martínez, 2005), como son:
- La multiculturalidad debida a movimientos migratorios y a la facilidad de comunicación mediante las Tics
- El proceso educativo ya no es unidireccional del docente al discente.
- La descentralización y deslocalización del conocimiento en el centro educativo.
- El desarrollo de modelos educativos más flexibles y activos.
- Un docente con un rol de guía y orientación
- Un currículo adaptado a las nuevas exigencias sociales.
- Una necesidad de formación y desarrollo profesional del docente
- Una organización escolar que permita estrategias de trabajo activo y colaborativo
- La exigencia de un currículo que fomente en el alumnado la autorresponsabilidad y la participación activa en su propio proceso de aprendizaje.
Tal y como menciona el compañero Manuel Jesús Fernández, el proceso es imparable (#elprocesoimparable_EDU). El modelo tradicional debe cambiar y dar paso a una escuela formativa, de creación de conocimiento, donde el alumnado se plantee qué puede crear y cómo.
La escuela que aprende,[2]o el centro educativo versátil, que es por el modelo de centro que defendemos en pedagogía para el éxito, no sólo es el que puede proporcionar una respuesta más adecuada a las necesidades de nuestra sociedad sino, que además es el modelo de centro educativo más idóneo para la emergente Sociedad del conocimiento y las habilidades que se requieren (Martín-Cerrillo 2010:1)